Probamos el EF 400 mm f/2,8L IS II USM

En la fotografía de naturaleza, y más concretamente la de fauna, siempre han sido muy codiciados objetivos luminosos con una focal superior a 300 mm para poder captar imágenes  en los momentos de luz más críticos, ya que como norma general tendremos a la esquiva fauna únicamente unos segundos delante de nuestra lente y contar con un equipo de estas características que nos ayude a trabajar con las mayores garantías será de gran ayuda y determinante en las condiciones más extremas.

Nos encontramos sin duda alguna ante el máximo exponente de la fotografía de acción ya que combinamos una focal de 400 mm, ideal para cualquier tipo de fotografía relacionada con la fotografía de fauna o deportes, con una apertura inicial de 2.8, garantizando una luminosidad excepcional, convirtiéndolo en un súper-teleobjetivo de alto rendimiento.

Nuestra primera reacción a la hora de desembalar el EF 400 mm f/2,8L IS II USM de la maleta de transporte, es la de, aparte de su gran tamaño, su poco peso (un 25% menos que su antecesor) teniendo en cuenta sus dimensiones, ya en las manos y examinándolo a conciencia, notamos la robustez típica de los objetivos de la serie L, diseñado para que sea duradero y para que aguante sin problemas las condiciones meteorológicas más extremas, gracias a la alta resistencia al polvo y a la humedad.

En las pruebas iniciales trabajamos hasta la saciedad con los diferentes modos de estabilización y como contraste notable es que observamos que el estabilizador, en cualquiera de sus tres modos, sólo se activa el elemento estabilizador durante la exposición, toda una bendición a la hora de encuadrar con garantías y sólo es perceptible realmente el trabajo  de éste si tiramos fotografías en modo ráfaga.

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PRUEBA DE CAMPO

Para las pruebas de este  objetivo utilizamos un cuerpo de Canon eos Mark IV, sin duda el buque insignia de la marca japonesa hasta la aparición de la recientemente presentada 1DX._IEB1908

Después de familiarizarnos con sus múltiples controles de estabilización, su modo preset de enfoque (ideal para que vuelva el enfoque de manera rápida a un punto prefijado anteriormente) y sus diferentes rangos de inicio de foco para acelerar aún más la tarea de su rapidísimo sistema ultrasónico de enfoque USM, decidimos hacer la prueba real de trabajo en un hide de carroñeras y rapaces donde trabajaremos unas distancias de entre tres y quince metros, donde el tándem Mark IV y el EF 400 mm f/2,8L IS II USM tendrán que dar lo mejor de sí, ya que no trabajaremos en una posición sentada y cómoda, si no tumbados y en una posición bastante incomoda, con la lente y la cámara directamente apoyadas en el suelo, situación que hará que tengamos que confiar, en más de una ocasión, en el disparo silencioso de la Mark IV, trabajando en su modo predictivo de enfoque y en el rápido, silencioso y preciso motor de enfoque y motor de estabilización del objetivo.

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La primera sensación trabajando con la lente en el hide es el cómodo y rápido acceso de todos los controles de estabilización, enfoque, preset,  permitiendo cambiarlos sin necesidad de mirar hacia ellos y no perder así una imagen por culpa de tener que encararnos la lente y, lo que es peor, tener que mover ésta de manera innecesaria en el interior del hide.

Con fauna delante y con un carácter muy asustadizo, como son las aves,  la función de preset resulta muy efectiva, ya que en nuestro caso fijamos la carne del cebo como punto de partida y cuando nos desorientábamos en el comedero tras haber seguido algún animal rápidamente y gracias a esta función encontramos el punto de partida para las siguientes entradas.

Otro dato muy significativo es la de su cortísima distancia mínima de enfoque de 2,7  metros, permitiéndonos hacer retratos de aves de medio porte (urracas, cornejas…) sin necesidad de acoplar aros de extensión de ningún tipo.

Como prueba final lo combinamos con el duplicador de tercera generación de Canon, obteniendo un resultado que no habíamos observado nunca en otra prueba, no por estar trabajando con un 800 mm f/5.6, si no porque la calidad se ve reducida de una manera muy leve, siendo totalmente viable trabajar de manera despreocupada con él.

El resultado de las imágenes, la mayoría a su diafragma más abierto, fue el esperado, una calidad de la imagen al más alto rendimiento, consiguiendo un altísimo porcentaje de imágenes con enfoque rabioso, incluso con individuos en movimiento, gracias al AI servo de la cámara sumado a la rapidez de foco de la lente, incluso en el modo predictivo.

_IEB0321gggNos encontramos quizás frente a la lente ideal para el fotógrafo de naturaleza que  busca congelar la acción,  trabajar en condiciones de luz muy extremas, garantizando unos resultados excepcionales basados en la confianza de su gran luminosidad  y en los 400 mm de focal de este objetivo, de un peso razonable, más ligero que sus antecesores que nos permite obtener fotografías a pulso o con un mínimo apoyo gracias a su gran sistema de estabilización.

Con esta lente ya no es una preocupación fotografiar momentos antes o después de la salida el sol o en días encapotados y vernos obligados a subir la sensibilidad de nuestra cámara, a la vez que podemos trabajar con multiplicadores y duplicadores de última generación con óptimos resultados. Es un auténtico placer trabajar con este equipo que gracias a sus prestaciones posibilita congelar momentos y, por consiguiente, conseguir imágenes que con otros cristales resultaría una quimera.